Según la doctrina católica y algunas ramificaciones protestantes, el juicio particular es el momento en que el alma, que se separó de su cuerpo inmediatamente después de su muerte, define si ella va al Cielo, al Infierno o al Purgatorio. Más concretamente, el juicio particular "es el juicio de retribución inmediata, que cada uno, a partir de la muerte, recibe de Dios en su alma inmortal, en relación a su fe y a sus obras" realizadas en su camino de santificación terrena.[1]​ Según la doctrina cristiana, el Cielo y el Infierno son estados eternos y definitivos, el Purgatorio es un estado temporal y siempre irá al Cielo.

Descripción

Ese «juicio» no es visto como una acción arbitraria de Dios, sino como una concesión al alma para que tenga consciencia de lo que fue en su vida terrestre. Después de esta epifanía particular, que es cumplida por Cristo, el alma será destinada a estar:

  • en el Paraíso (o Cielo), dónde es impulsada a permanecer junto a Dios. El alma alcanza este premio de salvación solo si ella se arrepiente de sus pecados, acepta a Dios y su amor y estuviera en estado de gracia,[2]​ esto es, sin "manchas" de ningún pecado;
  • en el Purgatorio, que es una etapa de purificación y eliminación de las "manchas" de pecado, que son principalmente las penas temporales (consecuencias, el mal cometido) debidas a los pecados veniales o mortales ya perdonados, pero para los cuales no fue hecha expiación suficiente durante su vida. Después de la purificación debida, las almas entran inmaculadamente en el Paraíso;[3]
  • en el Infierno, dónde es impulsada a permanecer lejos de la presencia de Dios. El alma alcanza esta condenación definitiva solo si ella rechaza libremente a Dios y su amor, así como la gracia divina de la salvación y de la santidad.[4]

Según la Iglesia católica, el Juicio Final, aquel que según esta va a reunir a toda la humanidad, confirma la sentencia efectuada en el juicio particular de cada individuo. La iglesia también cree que ocurrirá también la resurrección final de los muertos, donde todas las almas volverán a juntarse con su cuerpo, pero ya inmortal (glorioso).[5]​ Todos los resucitados que merezcan el Paraíso pasarán a vivir en el Reino de Dios, que también se realizará plenamente en este momento del fin del mundo y que corresponde a los nuevos cielos y a la nueva tierra prometidos por Jesús.[6]

Véase también

  • Limbo
  • Bardo
  • Juicio de Osiris
  • Juicio de Iama

Referencias

Bibliografía

Del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, artículo 12 (disponible en línea en El juicio particular)


tema iv el juicio particular

PPT Juicio particular y Juicio universal. PowerPoint Presentation

Juicio particular Adelante la Fe Información y Noticias católicas

Diferencias entre el juicio ordinario y el juicio verbal

Fundamento bíblico del juicio particular y final